Se estima que cada año se comercializan 3.500 millones de cepillos de dientes en todo el mundo. En la mayoría de casos, estos acaban en la basura equivocada al final de su vida útil. Este desconocimiento en materia de reciclaje tiene un impacto importante en la naturaleza. De media, un cepillo tarda un mínimo de 500 años en descomponerse.
El plástico es el elemento principal que compone el cepillo dental. Si tenemos en cuenta este factor, lo lógico sería pensar que debe ir al contenedor amarillo para realizar un correcto reciclado. Si hacemos esto, estamos equivocados.
Sí, es verdad que el plástico es el componente principal, pero no es el único. Por tanto, el destino más recomendable es el contenedor de restos de basuras. En este caso, el reciclaje no sería perfecto, pero sí más eficaz. Pero si queremos hacer un reciclaje 100% efectivo, el punto limpio es el lugar donde deben acabar los cepillos que hemos utilizado para realizar nuestra limpieza dental.